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Juan José Arreola

Obras

Esta antología de Juan José Arreola, recopilada y prologada por Saúl Yurkievich, es un merecido homenaje a su trayectoria, integrada por: Varia invención (1949), Confabulario (1952), Bestiario (1959), La feria (1953), Palindroma (1971) y otros textos. Además de estas obras, la presente edición recoge sus ensayos, entre los que se cuentan: “Miguel de Montaigne”, «Veinte años del Fondo” y «Antonio Alatorre y Juan José Arreola”, entre otros.
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Ursprunglig publicering
2015
Utgivningsår
2015
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Intryck

  • José Ricardo Ticante Ramírezdelade ett intrycki fjol
    👍Värt att läsa

Citat

  • José Luis Silva Estradahar citeratför 3 månader sedan
    Según Arreola, el hombre es y no es responsable de sus actos, o mejor dicho, no pudiendo determinarlos libremente, no elige o elige a medias. Sin embargo, comparece ante su conciencia; sufre el desajuste perpetuo de quien aspira a regir su destino y a la vez está sujeto a poderes que lo sobrepasan. Obra a la par como especie natural, como siervo de Dios y como conciencia autónoma. No atina a conciliar instintos, fe religiosa y ética individual. Así, todos los combates morales resultan perdidos de antemano
  • José Ricardo Ticante Ramírezhar citerati fjol
    Nada de remoto caso. Como no podíamos quedar conformes, luego luego nos pusimos a reclamar, y para qué es más que la verdad, nos dieron la razón, pero no la tierra. Lo que sea de cada quien, el señor don Porfirio, como todas las autoridades antiguas, dijo que se nos hiciera justicia. Y desde entonces nos han dado largas. El pleito se paró en 1909 porque vino la revuelta y luego los cristeros y tantos otros trastornos… Fíjense, a nosotros de nada nos ha servido el agrarismo, nomás hemos visto pelear a los hacendados y a los agraristas, que algo salen ganando unos y otros. Pero de la Comunidad Indígena nadie se acuerda, y nosotros somos los meros interesados, los primeros dueños de la tierra…

  • José Ricardo Ticante Ramírezhar citerati fjol
    La estatua de don Benito Juárez le da la espalda a la parroquia desde el parque. Mírela usted. Cuando los cristeros estuvieron a punto de entrar a Zapotlán, alguien dijo que la iban a tumbar. Pero no se les hizo. Los beatos odian a don Benito porque les quitó las propiedades de la Iglesia, pero se les olvida que ellos se aprovecharon de la situación, comprando barato lo que se llamaba bienes de manos muertas. Todo pasó a manos de estos vivos, casi siempre con la promesa de que a la hora de su muerte se lo iban a heredar a la Iglesia. Le voy a poner un ejemplo. El año de 1846, un señor cura cuyo nombre no viene al caso, anticipándose a las Leyes de Reforma, le vendió a un rico de aquí casi todos los terrenos de la Cofradía de Nuestro Amo, como si fueran suyos. Sabe usted, toda esa parte de llano y monte que ahora se llama el Rincón del Zapote. Y todavía hay quienes se asustan porque don Benito está allí en el parque, dándole la espalda a la parroquia…

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