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María Gripe

Los escarabajos vuelan al atardecer

  • Salma S. Larahar citeratför 2 år sedan
    –¡Qué poco sabemos de la soledad de los otros! –suspiró Lindroth.
    –¿Se siente usted solo? –preguntó Jonás.
    –No, yo no –contestó Lindroth sonriente–. He tenido mucha suerte. Yo nunca vivo en soledad... Cuando no hay nadie a mi lado, me tengo a mí, para conversar conmigo mismo
  • Salma S. Larahar citeratför 2 år sedan
    Claro que sí, Annika –exclamó–. Contienen algunas ideas válidas para cualquier época. Por lo demás, nadie debe atreverse a condenar a su tiempo. Creo que eso sería arrogancia. Andreas debió confiar sus pensamientos a sus contemporáneos. Todos tenemos que confiar en nuestro propio tiempo, aunque a veces resulte difícil
  • Salma S. Larahar citeratför 2 år sedan
    Además, a menudo se utiliza erróneamente, creo yo. No siempre se trata de papeles específicos de la mujer. Y no fue un papel específico de su sexo el que Emilie asumió cuando cargó con tanta responsabilidad. Lo hizo porque tenía generosidad para hacerlo y porque era una persona con una gran capacidad para amar. Su error no fue aceptar la responsabilidad, sino no reclamar un derecho equivalente. No hay que limitarse a dar; también es preciso exigir y aprender a hacerlo. Quiero decir que cuando uno permite al otro satisfacer determinadas exigencias, se ennoblecen los dos. De lo contrario, solo se consigue mantener tiranos y mártires
  • Salma S. Larahar citeratför 2 år sedan
    «Al desgraciado todo se le vuelve adverso. Todos empujan el carro de la desgracia. Ni el cielo ni la tierra pueden remediarlo».
  • Salma S. Larahar citeratför 2 år sedan
    El triste destino de Emilie la conmovía cada vez más. Era algo injusto, pero, por desgracia, bastante común. A la misma Annika, si hubiera vivido en el siglo XVIII, le habría pasado lo mismo. Podría haber caído en la situación de Emilie. Estaba convencida de ello, ya que advertía en sí misma esa predisposición a ofrecer su vida si alguien la necesitaba. ¡Probablemente, alentaban todavía en su interior los fantasmas de las viejas generaciones de mujeres! ¡A pesar de todo, a pesar de que los tiempos habían cambiado!
  • Salma S. Larahar citeratför 2 år sedan
    Una puede dar todo lo que le permita su capacidad de entrega; en esto no hay límites. Pero debe saber que su compañero está dispuesto a dar en la misma medida
  • Salma S. Larahar citeratför 2 år sedan
    Un sapo salió de su agujero. Los sapos tienen los ojos muy bonitos... David se inclinó, el sapo se detuvo, y los dos se miraron largo tiempo a los ojos. ¡A David le habría gustado compartir los pensamientos del sapo! Y se preguntó sonriendo si el sapo tendría el mismo interés en conocer los suyos
  • Salma S. Larahar citeratför 2 år sedan
    Annika no quería llegar tan lejos. Opinaba que el hombre era el único ser dotado de fantasía y sentimientos, y que por eso mismo tenía una grave responsabilidad sobre la naturaleza y sobre todo lo que vivía
  • Salma S. Larahar citeratför 2 år sedan
    Como Andreas Wiik, David opinaba que la capacidad de comprensión era común a todos los seres vivos, cualquiera que fuese su forma de existencia. El hombre no era la única criatura que poseía inteligencia y sentimientos. Todos los seres vivos estaban dotados de disposiciones parecidas. Por eso tenía que ser posible comunicarse con animales y plantas. «Sí», pensaba David, «tenemos algo importante en común con todo lo que vive, e incluso con todo lo que ha vivido antes. La muerte no es el fin de la vida, sino la entrada a una nueva forma de existencia».
  • Salma S. Larahar citeratför 2 år sedan
    «Al ser humano», decía David, «la fantasía y los sentimientos le sirven para ponerse en el lugar de los otros seres vivos, y compartir sus pensamientos y sentimientos; tal vez, incluso, más allá del tiempo en que vive.»
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