Nerón sacó otro mando a distancia. Antes de que yo pudiese apuntar, pulsó un botón. Una bola de espejos bajó del centro del techo. Se encendieron unas luces. Empezó a sonar «Stayin’ Alive», de los Bee Gees, que como todo el mundo sabe es uno de los diez primeros augurios de fatalidad inminente según el manual Profecías para idiotas