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Muriel Spark

  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    cerebro donde nunca sale el sol
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    La hermana Winifrede se detiene y trata de pensar. Se acaricia el hábito negro y aprieta las cuentas del rosario que le cuelga del cinturón. Por una coincidencia extraña es tan alta como la abadesa, pero nunca será campanario ni torre, sino una matrona inglesa, a pesar de la toca y los votos y de la gran castidad carnal que llena sus días
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    Pero somos algo más que simples benedictinas, creo... ¿no? —objeta la hermana Winifrede con ciega ingenuidad—. Los jesuitas..
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    La Antigua Regla es aplicable cuando yo lo digo. Los jesuitas están con los jesuitas cuando yo afirmo que es así
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    Es la única manera —dijo una vez Alexandra, la noble madre abadesa—, de tener siempre a mano una respuesta para cualquier crítica adversa”
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    En esta época —dijo la abadesa a las monjas más próximas a ella— debemos formar nuevos carteles monásticos. Los tiempos del Padre y del Hijo han pasado. Hemos entrado en la era del Espíritu Santo
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    Los maitines se cantan a medianoche. El oficio de laúdes, que pocos conventos siguen ya celebrando a las tres de la madrugada, se observa, no obstante, en la abadía de Crewe, a la antigua hora tradicional. Entre maitines y laúdes está la hora preferida por la abadesa para conferenciar con sus monjas más allegadas
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    Hermanas, sed sobrias, sed vigilantes, pues el diablo merodea como un león enfurecido, buscando a quién devorar.
    —Amén
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    ¿Quién no anhela ser parte de un mito, cualquiera sea el precio en cuanto a comodidad?
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    Gertrude debió haber sido hombre —dice Walburga—. Es evidente, con el bigote que tiene
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