Historias sadomasoquistas es exactamente lo que dice su título; las historias entrecruzadas de personas que realizan prácticas sexuales sadomasoquistas. Pero sin pelucas de María Antonieta, sin escenarios excéntricos y sin personajes elitistas. Son personas normales, en la época actual, que llevan a cabo su peculiar orientación sexual a través de la vida cotidiana; una ejecutiva, una ama de casa infiel, un taxista, un profesor de autoescuela, una prostituta vocacional, un enfermero, dos estudiantes universitarias, un joven empresario, una limpiadora rumana, una profesora, un policía, una secretaria, la esposa transexual de un piloto de Iberia, una funcionaria de embajada, una camarera, un portero de discoteca… Más allá de esta ambientación documentalista, el discurso literario de la novela se centra, fundamentalmente, en el sexo, porque la obra intenta mostrar así la intensidad con que sus protagonistas viven el Sadomaso. Las historias se entrelazan y apenas tienen relación entre unas y otras. El desarrollo de todas ellas sigue una secuenciación matemática constante.