Cuando Rockefeller fue nombrado vicepresidente, los periódicos mencionaron su renta como de poco más de trescientos millones. ¿Sabe cuánto era el poco más? ¡Treinta y tres millones! ¡Ni valía la pena contarlo! ¡Ése era su dinero suelto, mientras la mitad de la población mundial moría de hambre! ¿No hay algo obsceno en eso? ¿Es que alguien necesita tanto dinero?