Irse

10 de agosto

¿De qué parte de mí no me ocupo cuando me ocupo tanto del otro? ¿De qué parte de mí prescindo cuando controlo al otro?

Llevo escribiendo diario desde los catorce años, es mi amante más fijo, mi amor eterno. He celebrado este cumpleaños con todos mis amigos. Por la noche X me ha venido a buscar, hemos ido a un restaurante japonés. Se lo he contado todo. Dice: Yo a ti te haría un monumento. ¿Por qué? Porque estás ahí, te quedas, te entregas, no te vas.

Serás septiembre.

Serás también un día por la noche. Una cena.

Tú sigues ahí intacto. Tienes el lugar más privilegiado. Lo sigues teniendo.

Cómo es estar en una casa libre de recuerdos? Sin memoria de muebles, ni de manos en las paredes, sin voces, en una cama que nosotros no hemos tocado, en un suelo que no he pisado. ¿Será que en algún momento tu historia personal, sin mí, podrá tener más sentido que la colectiva? Me escribes un correo y dices que a veces piensas en mí, que a veces recuerdas. Pero yo tengo que preguntarte ¿cómo es estar en una casa sin mí? ¿Cómo es? ¿Dónde vives?

Que la palabra sueño sea casa.

Que la palabra casa sea yo.

Que la palabra yo sea sueño

Releo mis diarios. El amor hacia ti. El intenso amor hacia ti. Lo que yo nunca creí que me iba a pasar me pasó. Me doy cuenta de que todas mis quejas y mi infelicidad de los últimos años eran porque ya no tenía ese amor. ¿Alors?

Te envío un mensaje. Te felicito.

Te echo de menos, te echo terriblemente de menos. También yo me echo de menos. Estoy conmigo pero no tengo en mí lo que tenía de mí. El tiempo me da y luego me quita. No es así.

Da y quita y da otra vez.

«La escritura abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas. Los barbitúricos instalan entre la realidad y yo una suerte de nebulosa, la realidad pierde así sus aristas. ¿Cuál es tu punto de ficción?» (J.J. Millás). ¿Cuál es mi punto de ficción? La realidad y la temperatura. La cualidad lírica y la cualidad inasible. Tocar la dimensión de las dos partes, que la que escribe se encuentre con la que no escribe. Una. Dos. Es la mejor parte de la aritmética.

En algún lugar de mí llevo una vida oculta y feliz contigo.

En realidad no me he separado de ti, sino de mí misma