El Jardín de la Amistad

A veces creemos que el diablo se presenta con cuernos rojos y tridentes. Sin embargo, él es mucho más astuto, usa disfraces tan atractivos que muchas veces podemos estar danzando o conversando con él y no nos damos cuenta.

Dios premia a los que cumplen sus propósitos.

No podemos recibir unción si no tenemos en claro para qué la vamos a usar. La unción sin propósitos divinos puede destruir personas y ministerios.

El lugar de la máxima intimidad entre Jesús y los

suyos, es el mismo lugar del máximo poder y unción.

El lugar de la intimidad es el lugar del poder.

El aceite. Esto es más importante que todo. Podemos haber sido perdonados, tener ministerios irrevocables, saber que el Amado viene, sin embargo, si no trabajamos el aceite, no tenemos nada. La parábola nos enseña que el aceite es lo más importante, es lo determinante e imprescindible. En la Biblia, el aceite representa la Presencia del Espíritu Santo tocando nuestra vida, trayendo revelación, enseñándonos y guiándonos hacia el corazón del Padre. En otras palabras la intimidad con Dios. Porque es a través del Espíritu Santo que podemos conocer y glorificar al Padre y al Hijo.58
"Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas"
(1 Juan 2.20)

Cristo vendrá a buscar a una novia apasionada, que lo desea y está desesperada por verlo en el esplendor de Su gloria.

La Novia que Cristo viene a buscar volverá a ser como fue diseñada y planificada antes de corromperse. Quizá te preguntarás: "¿Cómo hará Dios esto, si todo cada vez está más corrompido?". Debemos recordar el principio divino: "Donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia".

La virginidad, en términos generales, es el estado en el que un proceso u objeto cualquiera se mantiene sin haber sufrido ninguna alteración desde su origen. Implica volver algo al estado original. Jesús está diciendo que la iglesia de los últimos tiempos volverá a la esencia, a portar el "gen original", la imagen de Dios.

"Las que estaban preparadas entraron con él a las bodas". Existe una urgencia por ser una iglesia preparada. Esto tiene una dimensión personal y otra corporativa. Cada uno tiene que estar preparado en estas áreas, pero a la vez, hay una necesidad de preparar a la iglesia. Este es el llamado de los atalayas que describe Ezequiel en el capítulo 33.
Un atalaya es un vigía que está sobre el muro. Tiene una visión privilegiada, pero cuando ve al enemigo avanzar tiene que hacer sonar su trompeta. Si no lo hace, y la espada mata a los habitantes de la ciudad, Dios demandará la sangre de toda esa gente al atalaya. Dios nos hizo atalayas para este tiempo dramático que estamos viviendo en la tierra. Él está mostrando cosas tremendas a esta generación, nos revela las características de la iglesia de los últimos tiempos y la urgencia de prepararnos. Cuando los sucesos comiencen a acontecer será nuestra responsabilidad haber hecho sonar nuestras trompetas proféticas y haber preparado a la novia para los últimos tiempos.

El aceite de la intimidad tiene un precio. Este no es precisamente económico. La unción de los íntimos no te va a costar mucho, sino todo. El precio es tu vida, tus sueños, tus tiempos, tus deseos, tus pasiones, los placeres de tu carne.
"Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mi, no es digno de mi"
(Mateo 10.38)