O bien «Infancia es destino», como decía el sicólogo mexicano Santiago Ramírez en uno de sus momentos más afortunados, y se van grabando en la memoria recién organizada del personaje central las experiencias que forzarán los actos del futuro, o bien infancia es accidente, es prehistoria de un ciudadano que se fabrica en la vida apelando a la voluntad y al libre albedrío.
No estará nada claro.