es
Böcker
Emmanuel Carrère

Una semana en la nieve

  • Gabriela Perez Vargashar citeratför 2 år sedan
    Pero el médico se había negado, asegurando que la estancia le sentaría muy bien.

    En el albergue, aparte de la maestra y del conductor del autocar, responsable asimismo de la cocina, había dos monitores, Patrick y Marie-Ange, quienes, cuando Nicolas se incorporó al grupo, estaban formando equipos para poner la mesa: unos se encargaban de los cubiertos, otros de los platos, y se organizaban así. Patrick era el que le había hablado riendo al padre de Nicolas del esquí sobre hierba. Alto, ancho de hombros, tenía la cara angulosa y curtida, ojos muy azules y el pelo largo recogido en una coleta.
  • Gabriela Perez Vargashar citeratför 2 år sedan
    Con todo, observaba que los vínculos más fuertes entre sus compañeros se establecían sobre todo entre las doce y las dos, en el comedor y en el patio cubierto por donde deambulaban después de comer. Durante su ausencia, se habían arrojado petits suisses a la cara, los vigilantes los habían castigado, habían concertado alianzas y cada vez, cuando su madre volvía a llevarlo, era como si hubiese sido nuevo y tuviese que reanudar desde cero las relaciones entabladas por la mañana. Nadie, aparte de él, las recordaba: habían sucedido demasiadas cosas durante las dos horas de comedor.

    Sabía que en el albergue ocurriría l
  • Mauricio De Martinihar citeratför 3 år sedan
    Quién, sin saberlo, compartía el silencio y la soledad de aquella noche?
  • Fer Rodriguezhar citeratför 4 år sedan
    Le gustaba que se ocuparan de él sin exigirle nada
  • Fer Rodriguezhar citeratför 4 år sedan
    Las pocas veces que lo dejaban solo en casa, aprovechaba para hurgar en las cosas de sus padres, en el tocador de su madre, en los cajones del escritorio de su padre, sin saber muy bien lo que buscaba, qué secreto, pero con la oscura certeza de que encontrarlo era para él asunto de vida o muerte y de que, si lo encontraba, sus padres no tenían que enterarse.
  • Fer Rodriguezhar citeratför 4 år sedan
    «¿Es hijo tuyo?», le preguntó señalando a Nicolas. Patrick contestó que no, pero que si no lo reclamaba nadie en un año, tal vez se decidiera a adoptarlo. «No nos llevamos nada mal los dos», agregó, y Nicolas se repitió la frase orgulloso.
  • Fer Rodriguezhar citeratför 4 år sedan
    «Bueno, qué, ¿a que somos los reyes del mambo?» Nicolas tardó unos instantes en comprender qué quería decir con eso: que todo iba de perlas entre los dos, que no se aburrían, que realmente no había motivo de preocupación, y cuando lo entendió le invadió una gozosa exaltación, como si la frase fuese para ellos una especie de contraseña de uso estrictamente personal
  • Fer Rodriguezhar citeratför 4 år sedan
    No deseaba que eso se hiciera realidad, por supuesto, pero al mismo tiempo le hubiera gustado representar de cara a los demás ese papel de huérfano, de héroe de una tragedia
  • Fer Rodriguezhar citeratför 4 år sedan
    Puede que el coche hubiera patinado en una placa de hielo y embestido un árbol, y que su padre estuviese agonizando, con el pecho destrozado por el volante. Su último pensamiento consciente, las palabras que había balbuceado antes de morir, y que sus salvadores no habrían comprendido, habrían sido: «¡La bolsa de Nicolas! ¡Que le lleven la bolsa a Nicolas!»
  • Fer Rodriguezhar citeratför 4 år sedan
    Si su padre le fallaba, tenía que ser porque le era imposible acudir ni llamar.
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