Poesía: Sobrevivir, El sentido de la lucha, La búsqueda de la felicidad, Renacimiento

Primero, el sufrimiento

El universo grita. El hormigón acusa la violencia con la que fue fraguado como muro. El hormigón grita. La hierba gimotea bajo los dientes del animal. ¿Y el hombre? ¿Qué diremos del hombre?

Se podría pensar en adoptar una estrategia a lo Pessoa: encontrar un trabajito, no publicar nada, esperar apaciblemente la propia muerte.

Siempre he tenido la impresión de que éramos cercanos, como dos frutos nacidos de una misma rama. El día se eleva en el mismo momento en que te escribo, los truenos retumban suavemente; será una jornada lluviosa.

tuviera ganas de ser feliz

Aprendería bailes de salón

O me compraría un balón

Como esos autistas maravillosos

Que so

por lo general un animalejo a la vez cruel y miserable,

Y que sería completamente inútil confiar en él a menos que se viese rechazado, encerrado y mantenido dentro de los principios rigurosos de una moral inexpugnable,

Sabe que Jesucristo murió por él?

Se levanta, recoge sus bolsas,

Renquea hasta el final del andén

Y allí, aprovechando el ángulo de la escalera,

Desaparece.

Sabe que Jesucristo murió por él?

Se levanta, recoge sus bolsas,

Renquea hasta el final del andén

Y allí, aprovechando el ángulo de la escalera,

Desaparece.

Muy pobre cosa

Que espera siempre el amor

El amor, o la metamorfosis.

necesito aullidos, un magma corrosivo, una atmósfera de ataque

Capaz de cuartear el silencio de la noche.

Nuestra generación parece haber redescubierto el secreto de una música perfectamente rítmica, y por lo mismo, perfectamente aburrida. Entre la música y la vida, no hay más que un paso. A sueldo de nadie, al servicio de la humanidad, yo continúo encendiendo

Hay demasiado desorden y animales escurridizos

Me gustan las ciudadelas que se elevan en el azul

Quiero la eternidad, o por lo menos sus premisas.

El examen atento del suelo de una pinada pone de manifiesto una profunda carencia de armonía entre sus ramitas.