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Emilio Calderón

La biblioteca

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  • Alicia Ariashar citeratför 5 år sedan
    basta con imaginar un libro para que exista.
  • Alicia Ariashar citeratför 5 år sedan
    Así se viajaba a Hiperbórea, desde el asiento de una butaca y con un libro determinado entre las manos.
  • Alicia Ariashar citeratför 5 år sedan
    Si a un hombre que nunca haya visto agua le decís que existe el océano, deberá creerlo por la fe o rechazarlo por completo. Pero dejad que caiga una gota de agua en su mano, y ya tendrá un hecho del cual infiera lo demás, y podrá luego comprender poco a poco la existencia de un océano ilimitado e insondable.
  • Alicia Ariashar citeratför 5 år sedan
    Si a un hombre que nunca
  • Alicia Ariashar citeratför 5 år sedan
    —El espíritu del hombre es prueba del espíritu de Dios, como una gota de agua es prueba de la fuente de donde procede
  • Alicia Ariashar citeratför 5 år sedan
    No en vano, la poderosa constitución de fray Tomás de Fontenay, así como su carácter taciturno, le había granjeado el apodo de «Buey Mudo», el mismo mote que cargara desde la juventud santo Tomás de Aquino.
  • Alicia Ariashar citeratför 5 år sedan
    Créame, Majestad, no hay mejor escultor para el alma del hombre que un libro.
  • Alicia Ariashar citeratför 5 år sedan
    no hay mejor escultor para el alma del hombre que
  • Alicia Ariashar citeratför 5 år sedan
    Quiero que tenga en cuenta una cosa de suma importancia: el sufrimiento que experimentamos no suele ser consecuencia del problema que lo ha causado, sino de nuestra forma de afrontarlo. ¿Sabía usted que la palabra latina «persona» significa «máscara de actor, personaje teatral»?
  • Alicia Ariashar citeratför 5 år sedan
    Yo, en cambio, creo que la culpa la tienen los seis millones de turistas que cada año la contemplan en el Museo del Louvre. Leonardo tardó cuatro años en completar la obra, a pesar de su pequeño tamaño. Y cuando lo hubo hecho, no quiso desprenderse de ella. De modo que Mona Lisa y Leonardo permanecieron juntos hasta la muerte del artista. Ningún especialista en arte ha reparado en un detalle de suma importancia: después de pintar La Gioconda, Leonardo no volvió a recurrir a bufones o a músicos para que le alegraran mientras trabajaba. ¿La razón?
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