El turismo culinario se convierte, por tanto, en palabras de Lucy Long, en «una participación intencional, exploratoria, de las foodways ajenas»:
El turismo culinario implica a la comida como objeto y medium, destino y vehículo para el turismo. Implica a las personas que exploran nuevos alimentos para ellos como también a quien se sirve de la comida para explorar nuevas culturas y nuevas maneras de ser. Implica a los grupos que utilizan la comida para «vender» sus historias y construir identidades públicas atractivas y localizables e implica a las personas que satisfacen su propia curiosidad. En definitiva, implica a quien aprecia la comida de una manera fuera de lo corriente, que se sale de la rutina ordinaria para percibir la diferencia y el poder de la comida para representar y negociar esta diferencia [...]. Defino turismo culinario como la participación exploratoria intencionada en las foodways de otro, una participación que incluye el consumo, la preparación y la presentación de una voz nutritiva, de un sistema de comidas, de un estilo alimentario considerado perteneciente a un sistema culinario ajeno.308