La Celestina es quizás una de las obras literarias hispánicas más complejas en su difusión manuscrita e impresa. En la última década del siglo XX, a partir del descubrimiento del Manuscrito de Palacio, se ha replanteado el proceso de transmisión y autoría, al tener más información de una primera fase manuscrita de la Comedia de Calisto y Melibea antes de que apareciera impresa en 16 actos y posteriormente en 21, siendo esta última ampliación, ya con nombre de Tragicomedia, la que triunfó a lo largo del siglo XVI, de la que se conservan casi un centenar de ediciones, entre reediciones y traducciones a diferentes idiomas, todo ello sin contar con refundiciones e imitaciones en obras teatrales y novelísticas. Podríamos decir, que fue el “best-seller” de la Literatura española en el siglo XVI. No es de extrañar, pues, que haya recibido una atención especial por parte de la crítica, dando infinidad de interpretaciones sobre la autoría, el género de la obra, moralidad, filosofía subyacente, personajes, etc., sin llegar a coincidencias en ninguno de estos aspectos, dando así la razón al Autor cuando en el Prólogo de la Tragicomedia afirmó: «no quiero maravillarme si esta presente obra ha seído instrumento de lid o contienda a sus lectores para ponerlos en diferencias, dando cada uno sentencia sobre ella a sabor de su voluntad. Unos dezían que era prolixa, otros breve, otros agradable, otros escura, de manera que cortarla a medida de tantas y tan diferentes condiciones a solo Dios pertenesce”.