Una vez que hemos contado nuestra historia y nombrado nuestra pena, el siguiente paso es conceder perdón. En ocasiones esta decisión es rápida, y otras lenta, pero se trata inevitablemente de la forma en que avanzamos por el camino cuádruple. Elegimos el perdón porque nos permite hallar libertad y evita que nos estanquemos en un interminable circuito de contar nuestra historia y nombrar nuestra pena. Es el modo en que pasamos de víctimas a héroes. Una víctima está en posición de debilidad, y sujeta a los caprichos ajenos. Los héroes son personas que determinan su destino y futuro. Una víctima no tiene nada que dar ni decisiones que tomar. Un héroe posee fortaleza y la capacidad de ser generoso e indulgente, así como la fuerza y libertad que se desprenden de poder optar por el perdón