«El tiempo lejos la había cambiado, de eso no había duda.
Se volvió fría, despiadada. Directa. Algo cruel. Frívola. Desinhibida.
Ya no era la dulce y tierna Helena Aldridge que habían conocido sus amigos.
Solo sucedió; por necesidad definitivamente.
Los sucesos que la hicieron irse, la orillaron a hacer lo que jamás pensó.
Y el haberlo hecho, le rompió el alma.
Nunca se compuso.
Se quedó rota, y sabía que nada lograría derretir el hielo que cubrió su corazón.
Después, lo conoció. No era como Daniel. Ni como nadie. Era único en su especie.
Pero llegó en un momento de necesidad, y ella lo utilizó.
Sin remordimiento, sin culpabilidad.
Cuando le ofrecieron ayuda, sonrió con inocencia y tomó la mano que se le ofrecía.
Supo después que ese fue su gran error.»
Libro 1 de la serie “Cuando llevas al diablo a la cama”.