Maria Nikolai

La mansión de los chocolates

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  • Angie Valhar citeratför 5 år sedan
    El empresario Wilhelm Rothmann tan solo desea verla casada y está buscando un buen partido para ella.
  • Flora Hilario Mejíahar citeratför 3 år sedan
    istieran una demostración práctica.

    —¡Lo estás vaciando todo en la nieve! —protestaba Karl, que agarraba la lechera para corregir a su hermano. Como consecuencia de sus rifirrafes, el aguardiente no solo se derramó por el suelo
  • Flora Hilario Mejíahar citeratför 3 år sedan
    Pero, para superar mi grave melancolía, era necesario tomar esta gran distancia.

    Tu padre y tú me habéis informado de tu inminente boda. Siento muchísimo que no estés satisfecha con ese acuerdo. Tu carta me muestra una imagen desconcertante de Albrecht von Braun y vuestra situación actual.
  • Flora Hilario Mejíahar citeratför 3 år sedan
    —¡Ay! —Al agarrarse a una barra de hierro para saltar a la calle desde la plataforma del tranvía, Anton se llevó un fuerte calambrazo que lo recorrió de arriba abajo.
  • Flora Hilario Mejíahar citeratför 3 år sedan
    ¿Y si su hija da muestras de tener tendencias similares?

    Este comentario fue como meter un dedo en la llaga para Wilhelm Rothmann.

    Hélène era su punto débil. Lo único capaz de hacerlo dudar de sí mismo. Al principio, porque sentía un afecto sincero por ella, pero no le había quedado más remedio que admitir que, por más que el matrimonio fuera un hecho, no traía consigo por fuerza el amor. Y en esos momentos, porque había abandonado por completo a su familia y prefería vivir en el sanatorio que con él. Aunque Wilhelm Rothmann no era un hombre muy dado a las emociones. No por nada era famoso por su férrea disciplina. En todos los aspectos.

    En esos momentos, su prioridad eran sus lamentables circunstancias económicas. Y, para resolverlas, tenía que quitarle a su hija los pájaros de la cabeza.
  • Flora Hilario Mejíahar citeratför 3 år sedan
    El grupo de mirones se apartó en cuanto Victor agarró el manillar de la carretilla.

    —Espere a que llegue el médico —protestó uno de los presentes.

    Victor hizo caso omiso.

    —Llévame a vuestra casa —le susurró a Anton.

    Este miró a su hermano, asintió y echó a andar lentamente. Victor lo siguió. Aunque conducía la carretilla con mucho cuidado, evitando cualquier traqueteo en la medida de lo posible, el dolor debía de ser insoportable para Karl, que no paraba de gimotear. El niño perdía el conocimiento de forma intermitente. Sin embargo, Victor no había pensado ni por un momento en dejar al pequeño rodeado de curiosos en plena calle hasta que llegara un médico. Además, seguro que su casa no estaba muy lejos.

    Así era. Tras un breve recorrido por prados arbolados
  • Flora Hilario Mejíahar citeratför 3 år sedan
    Por la noche siempre las tenía rojas, ásperas y agrietadas, por más que la cocinera intentara aliviárselas con pomada de caléndula.
  • Flora Hilario Mejíahar citeratför 3 år sedan
    brindarnos algo de apoyo? Me refiero a comentarnos todo lo que se le ocurra. Tal vez
  • Flora Hilario Mejíahar citeratför 3 år sedan
    El grupo de mirones se apartó en cuanto Victor agarró el manillar de la carretilla.
  • la Monse que leehar citeratför 4 år sedan
    No quiero ni pensar lo podría haber

    Lo que podría

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