Los niños y las pantallas: móviles, tablets, tv

visto, tendrá consecuencias para su desarrollo

aprendizaje. Por ese mismo motivo debemos limitar también nuestro propio uso de estos dispositivos delante de ellos: porque del mismo modo estamos reduciendo la cantidad y calidad de nuestra interacción con ellos, además del modelo que les estamos ofreciendo, lo cual, como hemos

Los niños conocen el mundo a través de sus padres. Las pantallas les desconectan, hacen que «no exista» el niño durante un rato, y aunque esto puede ser cómodo e incluso parecer necesario para algunas familias, en realidad tiene un elevado coste que se traduce en menos oportunidades de interacción y de aprendizaje.

todo lo que hacemos tiene un efecto en el cerebro», a lo que podríamos añadir que todo lo que dejamos de hacer, también.

La tecnología no es mala. No lo es la televisión, ni los móviles, ni los tablets, ni los coches. Pero es necesario tener en cuenta a quién va dirigida y regular de un modo consciente su uso.

Si habláramos en términos económicos diríamos que la exposición a pantallas tiene un elevado coste de oportunidad: mientras el niño está delante de una pantalla no está implicándose en otras actividades alternativas que sí que tienen unos beneficios claros a nivel de desarrollo cognitivo, del lenguaje, psicosocial, etc.

una sobreexposición a medios digitales tiene un efecto negativo en la salud psicosocial en todos los tramos de edad

Y es que no es solo la exposición de los niños a pantallas y medios digitales la que es negativa para su desarrollo, sino que también lo es la exposición de sus padres delante de ellos, porque les resta la atención que podrían estar dedicándoles.

Además, el hecho de tener la televisión de fondo también se ha visto que afecta a la cantidad y calidad del lenguaje que los padres dirigen a sus hijos, algo que está directamente relacionado con el desarrollo del lenguaje de los niños182.

En un estudio se observó que, aunque los niños solo prestan atención un 5% del tiempo a los contenidos televisivos orientados a adultos cuando están presentes, su mera presencia es suficiente para interferir en una situación de juego libre181, reduciendo de manera significativa la duración del episodio de juego con juguetes, e interfiriendo con la localización de la atención durante el juego.

Los niños más pequeños se benefician más de los aprendizajes en situaciones de la vida real que de la televisión o aplicaciones educativas177, por muy bien diseñados que estén sus contenidos, ya que esta exposición temprana a medios está asociada, como hemos visto, a un desarrollo cognitivo más pobre.