A rebato: tres cuentos y un epílogo en el primer libro de Emilio Jurado Naón. Aunque podríamos decir “cuatro cuentos”, uno de los
cuales, el último, el “epílogo”, está protagonizado por un poema de César Vallejo. Si un epílogo camina para atrás, el poemita de Vallejo
relojea de espaldas un lenguaje plástico, abigarrado, ocurrente,
asediado hasta que lo único que hace posibles las tramas es la
composición de historias frase por frase. Son cuentos, no poemas, pero
en A rebato la prosa es poesía o nada, como quería Ricardo
Zelarayán. Serio y metódico en su tarea, el trabajo del autor fue seguir
el consejo de sacarle los diques a un discurso que es como un río,
perenne y subterráneo, que todos tenemos, y devolvernos unas historias
absurdas y divertidas, un animal inventado, plegadito en el papel sobre
el que escribimos nuestras cosas.