Irene la tradujo y para ello la visitó en su casa laberíntica y peligrosa en 1979. Nellie le presentó a sus veinticinco gatos, entre ellos Pancho Villa, uno viejo y feo; le enseñó no sólo el libro de su vida sino a bailar y a cantar; Irene la rescató y le hizo las últimas entrevistas que se conocen.