Límites con los adolescentes

Así que los padres que personifican los límites son persistentes. Mantienen las reglas y las consecuencias mientras sean razonables. Dicen «no» a los intentos de manipulación, agotamiento y hasta de intimidación.

En el libro que escribimos con el Dr. Cloud, Límites para nuestros hijos mencioné a un mentor mío que me dijo hace muchos años: «Los niños irán contra tu decisión 10.000 veces. Tu tarea consiste en mantener la línea 10.001 veces». Respire hondo, ore, llame a sus amigos, y sostenga su línea.

Dios hizo a los padres para que sean los guarda rieles en el serpenteante camino de la vida. Necesitará ser lo suficientemente fuerte como para resistir los choques, una y otra vez. Debe permanecer fuerte para que sus hijos aprendan a ir por su carril. Los guarda rieles sufren choques y abolladuras. Pero si funcionan bien, preservan las jóvenes vidas que colisionan contra ellos.

Los adolescentes necesitan desarrollar buenos límites para poder pasar con éxito esta temporada de sus vidas. Los límites saludables les proveen la estructura, el dominio propio y el sentido de pertenencia que les hacen falta para responder a todas sus inquietudes respecto de «¿quién soy yo?», y para poder pasar por los cambios fisiológicos y del desarrollo que están experimentando.

Los límites funcionan de manera semejante al tronco de un árbol. El tronco sostiene a las ramas, las hojas, frutos y raíces. Sin embargo, todo árbol con tronco robusto comenzó siendo un retoño. Necesitó que se le atara a un tutor porque todavía no podía erguirse solo. Necesitaba apoyarse en algo más fuerte y robusto, algo que no pertenecía a su propia estructura. Con el tiempo, el árbol maduró y logró ocuparse de este sostén por sí mismo.

El proceso de desarrollar límites es parecido. Los adolescentes no pueden crear su propio «tronco». No tienen las herramientas que hacen falta para llegar a ser responsables, compasivos y solidarios con los demás. Como el retoño, necesitan ayuda externa. Los padres son los tutores. Son estructuras externas temporarias que los adolescentes necesitan para lanzarse a la vida real. Cuando los padres les dicen a sus adolescentes la verdad, establecen límites, horarios de llegada, enfrentan las malas conductas y hacen cantidad de otras cosas como estas, les están proveyendo de la estructura que les ayuda a desarrollar una estructura propia. Si todo funciona bien, el adolescente eventualmente estará en condiciones de poder descartar la estructura de los padres y podrá utilizar la propia para enfrentar las exigencias de la vida y responsabilidades de un adulto.

Todo adolescente quiere ser libre para hacer lo que quiere y cuando quiera. Necesita aprender que la libertad se gana, y que puede ganarla demostrando responsabilidad. La adolescencia es la época de la vida en que se supone que hay que aprender esta lección.

De la misma manera los padres necesitan poder reconocer cuándo están exagerando su control, y cuándo es adecuado y saludable decir «No». Necesitan poder distinguir esto para poder cumplir con su tarea: ayudar a los adolescentes lo que es el dominio propio y la responsabilidad para que usen la libertad adecuadamente y vivan bien en el mundo real. Para lograr esto los padres deben ayudar a los adolescentes a aprender lo que son los límites.

No puedo evitar insistir en lo importante que es su rol en este aspecto. En medio de las exigencias, caprichos, amenazas y actuaciones de su adolescente, su tarea consistirá en filtrar toda la locura y establecer límites con amor y firmeza.

Toda vez que su adolescente se comporte con responsabilidad, podrá soltar un poco las riendas y otorgar mayor libertad. Es usted la voz de la cordura en el mundo de su adolescente. Su adolescente necesita oír su voz y también le hace falta su ayuda para aprender a establecer límites.

¿Qué son los límites? Básicamente, los límites son la línea que demarca la propiedad o el terreno de cada uno. Definen quiénes somos y lo que no somos, establecen fronteras y consecuencias en caso de que alguien intente controlarlo. Cuando le decimos «no» a la mala conducta de alguien estamos estableciendo un límite. Los límites son buenos para nosotros y para los demás, porque permiten que cada uno aclare sus responsabilidades en la vida. (Para mayor información sobre los límites, por favor vea el libro que escribimos con el Dr. Henry Cloud: Límites: Cuándo decir que sí y cuándo decir que no para tomar el control de su vida).1

A causa de los cambios en el desarrollo de los adolescentes, a menudo carecen de control eficiente de su conducta, del claro sentido de la responsabilidad sobre sus acciones y de autodisciplina o estructura. En cambio sí suelen mostrar falta de respeto hacia la autoridad (como en el caso de Trevor), impulsividad, irresponsabilidad, mala conducta