Haré una prueba. Dice que ha muerto toda esperanza para él, yo sé que ha muerto para mí, ambos, pues, estamos hechos para morir ya. Veré si quiere morir conmigo… y como me da miedo morir sola, veré si se atreve a acompañarme para animarme. Veré, pues, si puede actuar como amigo en la única forma que mi desgracia puede tolerar. Era una locura, creo, pero me hice tanto a la idea que no pude pensar en nada más. Si muere conmigo, perfecto, así acabarán dos seres miserables. Si no lo hace, ridiculizaré su amistad y beberé el veneno delante de él para que se avergüence de su cobardía. Preparé toda la escena con el corazón convencido, y me dediqué a ese proyecto con frenesí.