Lisa Kleypas

Seducción al amanecer

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  • Elena Herperhar citeratför 2 år sedan
    Y de acuerdo con la tradición gitana, le dijo su nombre secreto.

    —Tú eres Andrei —murmuró. Era un nombre guerrero. Un hijo de Kev Merripen no merecía menos—. Tu nombre gadjo es Jason Cole. Y tu nombre de tribu… —Hizo una pausa mientras pensaba.

    —Jàdo —murmuró la voz adormecida de su marido a su lado
  • Elena Herperhar citeratför 2 år sedan
    Cuando nació el futuro conde Cavan, el médico anunció que estaba perfectamente sano, y que deseaba que todos los partos resultaran tan bien como ése. Amelia y Poppy asearon a Win y le pusieron un camisón limpio, luego lavaron y envolvieron al bebé en suave algodón. Sólo entonces permitieron que Kev se acercara a ellos. Después de ver con sus propios ojos que su esposa y su hijo estaban bien, Kev lloró con desvergonzado alivio y al momento se quedó dormido en la cama al lado de Win.
  • Elena Herperhar citeratför 2 år sedan
    —Kev, ¿lamentas que lord Cavan te haya encontrado?

    Él le besó las delicadas puntas de los dedos mientras consideraba cuidadosamente la pregunta.

    —No —dijo al fin—. Es un viejo cretino amargado, y no me gustaría tener que pasar demasiado tiempo en su compañía. Pero ahora tengo las respuestas a cosas que llevo toda la vida preguntándome. Y… —vaciló antes de admitir con timidez—, no me importaría ser el conde de Cavan algún día.

    —¿En serio? —Ella lo miró con una sonrisa inquisitiva.

    Kev asintió con la cabeza.

    —Creo que podría ser un buen conde —confesó.

    —Yo también —dijo Win en un murmullo conspirador—. De hecho, creo que mucha gente se quedará sorprendida por tu absoluta brillantez cuando les digas cómo proceder.
  • Elena Herperhar citeratför 2 år sedan
    —Me da la impresión de que pensabas que te estaba dando a elegir. Pero no te estaba pidiendo nada. Te informaba de tu suerte y de tu deber. Además…

    —Bueno, ya está todo decidido —se apresuró a interrumpirle Cam—. Lord Cavan. Tiene usted un heredero y otro de repuesto. Propongo que dejemos a un lado nuestras diferencias para considerar nuestras nuevas circunstancias. Si le complace, milord, nos volveremos a encontrar mañana para discutir los detalles.

    —De acuerdo.

    —¿Podemos ofrecerle alojamiento a usted y a sus sirvientes durante esta noche?

    —Ya he hecho los preparativos para ofrecer mi compañía a lord y lady Westcliff. Sin duda habréis oído hablar del conde. Es un caballero muy distinguido. Yo conocía muy bien a su padre.

    —Sí —dijo Cam con voz grave—. Hemos oído hablar de Westcliff.

    Cavan apretó los labios.

    —Supongo que tendré que presentároslo algún día. —Deslizó una mirada desdeñosa sobre los dos—. Siempre que podamos hacer algo con vuestra apariencia y comportamiento social. Por no hablar de vuestra educación. Qué Dios nos ayude a todos.
  • Elena Herperhar citeratför 2 år sedan
    —Discúlpenos —dijo Cam por encima del hombro a Cavan—, debemos mantener una charla entre hermanos.

    —No quiero hablar —masculló Kev.

    —¿No podrías escucharme —preguntó Cam con voz suave y los ojos entrecerrados—, aunque sólo fuera una vez?

    Cruzando los brazos sobre el pecho, Kev asintió con la cabeza.

    —Antes de que le des una patada a ese viejo culo marchito —dijo Cam suavemente—, sería mejor que consideraras algunas cosas. En primer lugar, no parece que vaya a vivir mucho tiempo. En segundo lugar, es posible que los arrendatarios de Cavan necesiten ayuda urgentemente y una administración decente. Podrías hacer mucho por ellos, incluso aunque decidieras residir en Inglaterra y supervisar tus posesiones irlandesas desde la distancia. En tercer lugar, piensa en Win. Tendría riqueza y estatus social. Nadie se atrevería a menospreciar a una condesa. En cuarto lugar, al parecer tenemos una madrastra y tres hermanastras a las que nadie cuidará cuando el viejo estire la pata. En quinto…

    —No es necesario que continúes —dijo Kev—. Lo haré.

    —¿Qué? —Cam arqueó las cejas—. ¿Estás de acuerdo conmigo?

    —Sí.
  • Elena Herperhar citeratför 2 år sedan
    Cavan habló con irritación a Kev.

    —Tú eres el vizconde Mornington, heredero de la hacienda Mornington, en County Meath. A mi muerte también recibirás el castillo de Knorford en Hillisbourugh, la hacienda Fairwall en County Down, y Watford Park en Hertfordshire. ¿Significa eso algo para ti?

    —Lo cierto es que no.

    —Sois los últimos de vuestra estirpe —continuó Cavan con voz aguda—, de una familia cuyos orígenes se remontan a antes de Athelstan que fue nombrado el primer rey de Inglaterra en el año 936. Además, eres el heredero de un condado con un linaje más distinguido que el de la propia corona. ¿Y eso no significa nada para ti? ¿Comprendes lo extraordinariamente afortunado que eres?

    Kev lo comprendía, por supuesto, así como también entendía que ese viejo bastardo pomposo, que una vez había pretendido matarlo, esperaba que ahora reclamara una herencia que no deseaba.

    —¿No es verdad que usted nos buscó cuando éramos niños con intención de deshacerse de nosotros como si fuéramos un par de cachorros no deseados?

    Cavan lo miró con el ceño fruncido.

    —Esa pregunta no es relevante para el tema que nos ocupa.

    —Eso quiere decir que sí —le dijo Cam a Kev.

    —Las circunstancias han cambiado —dijo Cavan—. Ahora sois más útiles vivos que muertos. Un hecho por el que deberíais estar agradecidos.
  • Elena Herperhar citeratför 2 år sedan
    —¿Y cuáles son esos motivos? —preguntó Cam con suavidad.

    —Pues conseguir reconocimiento social y financiero. Ser reconocido como un Cole.

    Cam sonrió sin humor.

    —Créame, milord, no deseaba nada de eso. Sólo quería saber quién era. —Los ojos de Rohan brillaron de enojo—. Y pagué a ese maldito experto en heráldica para que me facilitara la información, no para que se la llevara a usted. Le arrancaré la piel a tiras por eso.

    —¿Para qué quería vernos? —preguntó Kev bruscamente—. Nosotros no queremos nada de usted, y no va a conseguir nada de nosotros.

    —Antes de nada, puede que os interese saber que vuestro padre ha muerto. Falleció hace algunas semanas como consecuencia de un accidente de equitación. Siempre fue un inepto con los caballos. Al final, lo demostró con creces.

    —Nuestras condolencias —dijo Cam.

    Kev sólo se encogió de hombros.

    —¿Es así como recibís la noticia de la muerte de vuestro padre? —espetó Cavan.

    —Me temo que no lo conocíamos lo suficiente bien como para mostrar algo más que una reacción satisfactoria —dijo Kev con sarcasmo—. Perdone la ausencia de lágrimas.

    —No son lágrimas lo que quiero de vosotros.

    —¿Por qué me estoy empezando a preocupar? —se preguntó Cam en voz alta.

    —Mi hijo dejó esposa y tres hijas. No tuvo más hijos varones que vosotros dos. —El conde formó un templo con sus dedos pálidos y nudosos—. Sólo los varones pueden heredar, y no hay hombres entre los descendientes de mi estirpe, en ninguna de sus ramas. Tal y como están las cosas, el título Cavan y todo lo que conlleva se extinguirá tras mi muerte. —Endureció la mandíbula—. No permitiré que nuestro patrimonio se pierda sólo por la incapacidad de vuestro padre para engendrar.

    Kevin arqueó una ceja.

    —¿Considera no engendrar a tener cinco hijos?

    —Las hijas no cuentan. Y vosotros sois mestizos. Difícilmente podría decirse que vuestro padre tuviera éxito en fomentar los intereses de la familia. Pero no importa. La situación debe ser corregida. Vosotros sois, después de todo, legítimos. —Hubo una tensa pausa—. Sois mis únicos herederos.
  • Elena Herperhar citeratför 2 år sedan
    —Vosotros sois Kevin y Cameron Cole —afirmó en vez de preguntar en un fluido inglés con marcado acento irlandés. Unas palabras que sonaron airosas y ligeramente secas.

    Ninguno de los dos le respondió.

    —¿Quién es el mayor? —preguntó Cavan, sentándose en una silla tapizada. Un lacayo le colocó de inmediato un escabel bajo los pies.

    —Es él —dijo Cam amablemente, señalando a Kev mientras éste le lanzaba una mirada de advertencia. Ignorando la mirada, Cam preguntó como si no importara la respuesta—: ¿cómo nos encontró, milord?

    —Un experto en heráldica me abordó en Londres recientemente con la información de que habían contratado sus servicios para investigar un diseño particular. Lo había identificado como la antigua marca de la familia Cole. Cuando me mostró el bosquejo que había hecho del tatuaje del brazo, supe de inmediato quién estaba detrás, y por qué motivo estaba investigando el diseño.
  • Elena Herperhar citeratför 2 år sedan
    Los rasgos de Rohan eran totalmente inexpresivos.

    —Perdón por interrumpir. Pero la señora Barnstable acaba de anunciarme que ha llegado un invitado inesperado.

    —¿Más familia?

    —Sí. Pero no de la rama gitana.

    Merripen sacudió la cabeza, estupefacto.

    —¿Quién es?

    Cam tragó saliva.

    —Lord Cavan. Nuestro abuelo.
  • Elena Herperhar citeratför 2 år sedan
    —¿Crees en lo de «felices para siempre»? —insistió ella, jadeando cuando él le dio un pellizco juguetón.

    —¿Como en los cuentos infantiles? No.

    —¿No lo crees?

    Él negó con la cabeza.

    —Creo en dos personas que se aman —curvó los labios en una sonrisa— y que disfrutan con las cosas sencillas. Paseando juntos. Discutiendo por cosas como la cocción de los huevos, o cómo manejar a los sirvientes, o la cuenta del carnicero. Que se acuestan juntos todas las noches y despiertan uno en los brazos del otro. —Levantando la cabeza, le ahuecó la cara con la palma de su mano—. Siempre he comenzado el día yendo a la ventana para ver el cielo. Pero ya no tendré que hacerlo.

    —¿Por qué no? —le preguntó ella en voz baja.

    —Porque es mucho mejor ver el azul de tus ojos.

    —Qué romántico eres —murmuró Win con una amplia sonrisa, besándolo suavemente—. Pero no te preocupes. No se lo diré a nadie.
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