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Böcker
Anónimo

Bhagavad Gita

  • Elías Urquizahar citerati fjol
    El fulgor de la belleza eterna brilla sobre este vasto universo, y en momentos de contemplación se puede ver lo eterno en cosas efímeras. Este es el mensaje de los grandes visionarios espirituales; y toda la poesía, el arte y la belleza son sólo una variación infinita de este mensaje.
  • Elías Urquizahar citerati fjol
    Los grandes poemas de las diversas lenguas poseen valores distintos, pero son todos ellos poesía, y las visiones espirituales del hombre proceden todas de una luz. Ellas constituyen las lámparas de fuego que arden a la gloria de Dios.
  • O Hastingshar citerati fjol
    Si de pronto surgiera en el firmamento la luz de mil soles, tal esplendor pudiera compararse con el fulgor del Espíritu Supremo.
  • O Hastingshar citerati fjol
    Pues te hayas bajo las ataduras del Karma, de las fuerzas de tu propia vida pasada, aquello que tú, en tu engaño y llevado por la buena voluntad, no quieres hacer, tendrás que hacerlo a la fuerza.
  • O Hastingshar citerati fjol
    Extraviados por múltiples y errados pensamientos, atrapados en la red del engaño, encadenados a los placeres de sus apetencias, caen en un infierno aborrecible.
  • O Hastingshar citerati fjol
    Ellos afirman: «Este mundo no tiene verdad ni cimiento moral, ni Dios. No existe ninguna ley de creación. ¿Qué otra cosa sino el deseo carnal es la causa del nacimiento?»
  • O Hastingshar citerati fjol
    Yo soy el tiempo omnipotente que todo lo destruye, y he venido aquí a matar a estos hombres. Aun si no luchas, todos los guerreros que a ti se enfrenten morirán.
  • O Hastingshar citerati fjol
    Al que me ofrece con devoción una simple hoja, una flor o una fruta, o incluso un poco de agua, lo acepto de su alma anhelante, porque me fue ofrecido con amor y con un corazón puro.
  • O Hastingshar citerati fjol
    Mas yo recuerdo mis vidas pasadas, y tú las has olvidado.
  • O Hastingshar citerati fjol
    Invisibles son todos los seres antes de nacer, e invisibles se tornan tras la muerte. Son manifiestos y luego inmanifiestos. Ante tal verdad, ¿qué lugar hay para lamentaciones?
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