—No me temas, Sabiha. Tú has vivido ocho años más que esta carne mía. Por eso te respeto. Pero yo poseo en mi interior miles de años de otras vidas, muchos más de los que tú hayas conocido. Así que no me mires como si fuera un niño. He visitado muchos futuros y, en uno de ellos, nos he visto a los dos amándonos. Tú y yo, Sabiha.