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La ciudad prometida, Valentina Scerbani
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Böcker
Valentina Scerbani

La ciudad prometida

  • Daniela Gozález Lópeshar citerati fjol
    «¿Has atravesado toda la ciudad para decirme que tu madre ha muerto?»
  • Daniela Gozález Lópeshar citerati fjol
    Estábamos a comienzos de septiembre y la tristeza del otoño cumplía su destino.
  • Vants Tesslmhar citerati fjol
    Тбой ребенок сирота при жибом отце.
  • Vants Tesslmhar citerati fjol
    Ellos eran hombres y, a su manera, se permitían hacer lo que les daba la gana.
  • Vants Tesslmhar citerati fjol
    incluso la realidad es más ilusoria, más pálida.
  • DDaudalagidhar citerati fjol
    El sol había empezado a hablarme, no como si fuera un papagayo, sino pronunciando claramente, como el comandante de una nave espacial. La temperatura de mi fotosfera es de casi seis mil grados Kelvin, decía carcajeándose como un saltimbanqui y dando volteretas. Había descubierto en la tele que después de que consuma todo su hidrógeno, en varios miles de millones de años, se convertirá en una gigante roja y, luego, en una enana blanca
  • DDaudalagidhar citerati fjol
    Esto no es como Odesa, decía mi madre a veces, en Odesa está el Mar Negro. Mi madre me hablaba casi cada día sobre los lugares y las ciudades con mar adonde íbamos a trasladarnos, porque una ciudad sin mar es una casa sin ventanas.
  • DDaudalagidhar citerati fjol
    Oía solo retazos de palabras, frases rotas, y algunos vocablos eran ininteligibles. Las tres hablaban en susurros y pocas veces elevaban el tono de voz. Empecé a darme golpes en el pecho y a respirar por la nariz, cálmate, cálmate.
  • DDaudalagidhar citerati fjol
    Algunas se dirigieron hacia el centro de la ciudad, los chavales desaparecieron por las callejuelas llenas de polvo, hacia el monumento a Lenin. «Apesta a comunismo y a soledad», dijo finalmente Maria, y la Otra respondió tan solo «Ajá».
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