La pregunta que organiza El lugar de la cultura es: «¿Es posible pensar un proyecto de transformación social sin incorporar lo cultural?», como lo señala desde el comienzo. Es decir, si las políticas culturales pueden ser un instrumento de cambio social y un modo de eliminar la desigualdad.
El desafío no es menor, no solamente para aquellos que investigan lo cultural y las políticas culturales en nuestras sociedades latinoamericanas, sino también para quienes intervienen en la administración político-cultural, tanto a nivel de la gestión como de la actividad en el quehacer político.
Este desafío también se extiende a quienes trabajan día tras día, tratando de alcanzar un horizonte en el que los derechos culturales y el ejercicio de la ciudadanía cultural no sean el privilegio de unos pocos, sino un derecho de todos los que integran las comunidades y las sociedades en las que viven.