Los pequeños

Follar, en realidad, es un acto ridículo.

«Marion Fayolle se ríe de todo. Se ríe de la familia. Se ríe de la enfermedad. Se ríe de los corazones triturados. Y hasta se ríe del sexo más esplendoroso. Pero es que es gracias a esa risa que Marion Fayolle da con la clave de este, su nuevo libro de ilustraciones tiernas, surrealistas y líricas».

Luna Miguel

Por una milésima de segundo, todo mi cuerpo deseó fabricar uno con él. Un bebé gordito. Globito. Con los ojos muy grandes, parecidos a los suyos. Un bebé feliz y delicioso como el hijo que yo ya había tenido con otro hombre algunos años atrás.

No concibo el amor sin la risa.

una vida recién estrenada puede enseñarnos, o sobre las cosas que inevitablemente unos viejos y aburridos adultos-progenitores podrán enseñarle a ella.

o concibo el acto sexual sin la posibilidad de alborozo. Follar, en realidad, es un acto ridículo. Y creo que es esa ridiculez calurosa lo que tanto nos fascina. Que se lo digan, si no, a Marion Fayolle.

Él se carcajeó dulcemente de mi cursilería, y con más dulzura aún me dijo que solo en momentos como ese entendía que las parejas siguieran queriendo tener niños.

Por una milésima de segundo, todo mi cuerpo deseó fabricar uno con él. Un bebé gordito. Globito.

Que el corazón iba a estallarme. Que no podía más y que solo quería más.

No concibo el amor sin la risa.