La perla del emperador

Creo que los canopes son entidades de origen sobrenatural y que su función es la de conservar una copia de cada objeto que existe en el mundo.

—Siempre ocurrió así —dijo el carcelero—. ¿Por qué habría de ser distinto ahora?

“Mi cuerpo es ceniza que flota unida por impulso del alma —pienso— aguardando o temiendo ese soplo de viento que arrastrará mi alma para disolverla en el espacio, o para entrar en otro cuerpo no nacido todavía.”

Al fin y al cabo, ¿qué se puede pensar en una celda acerca de una celda?

hay gentes que dicen que el Shah no es Dios sino un hombre: el hombre que Dios elige para que lo represente en la Tierra.

Acaso no basta con que un gobernante desempeñe eficazmente sus funciones y proteja y amplíe los templos y brinde trabajo a sus súbditos y, si cree poseer alguna sensibilidad, se rodee de poetas y de músicos? ¡Ese gobernante sería sin duda un artista sublime! En cambio, ¡dime si de la peculiar situación que tú mismo has creado puedes obtener beneficio alguno!

Los pobres, capitán, son las perpetuas víctimas de un perpetuo anhelo, son los eternos condenados a desear y no tener

en un sistema de usos sociales tan peculiares como los del Reina del Mar, la obscenidad bien puede pasar por descortesía o por distracción. Mi ignorancia de tales usos me condena a una efímera barbarie

Si nuestra naturaleza fuese tal que nos librase de la sujeción al estómago, el trabajo pasaría a ser considerado una actividad ornamental. Sin embargo, teniendo en cuenta el pobre estado de desarrollo en que se encuentra la civilización, es de temerse que en esas condiciones ya nadie querría trabajar.

Las gemas heladas se derriten, y con ellas el sueño de rentabilidad comercial derivado del excedente gémico exportable. La idea de progreso mercantil retrocede ante los imperativos de la naturaleza