Madre soltera y otros poemas

esa cosa linda que dijiste, cuando hablábamos de la imaginación, de cómo a veces era dolorosa, y que es como una red que se mete en el mar, y que saca de todo.

alguien que llegó tarde le acerca una taza para lavar, la deja casi con pudor, o miedo

al costado de la pileta. Esto no termina más

y no termina,

empieza todo el tiempo.

En la circulación

de la pileta al escurridor a la alacena, y después a la mesa, y vuelta a la pileta

se nos están pasando nuestros días

pero no son estas las cosas que pienso

mientras lavo parada frente a la pileta.

las ideas extendidas como sábanas y arrugadas como sábanas que no se cambian muy

seguido,

un estado de contradicción tan plena.

tu cara para mí se parece a la luna
completamente llena
y que irradia
es un imán para los ojos míos

Sí, el exceso de diminutivos es real, pero debe pensarse que estamos hablando de bebés. Lo pequeño de lo pequeño, los bebés. Inicialmente, lo liviano. No se les habla de la misma manera. Se improvisa un lenguaje que los roce lo menos posible, un equivalente de las palmas que los tocan sin pesar, incluso cuando se violentan. Por eso, primero, la palabra “bebé”.

ener una lámpara encendida es como alimentar un fuego.

¿Cuántas veces sucedió el pasado?

yo no sé cómo voy a volver a dormir en la oscuridad algún día.

Si me animo a decir
lo que me pasa
o no
si no me animo

las mejores amigas no se van
las mejores amigas se disuelven
como un gas en el aire, sin límites