Anna Kavan

Hielo

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  • Alejandra Espinohar citerati fjol
    En aquel momento, cuando acepté la invitación del hombre, sospeché que tenía un motivo oculto. Era pintor, no uno profesional sino un aficionado, una de esas personas que parece tener siempre mucho dinero sin dar un palo al agua. Tenía una fuente de ingresos desconocida, pero siempre sospeché que no era lo que fingía ser
  • Alejandra Espinohar citerati fjol
    de una muñeca, me fascinaban. Su pelo era de un increíble blanco plateado, albino, que resplandecía como la luz de la luna, como un vaso veneciano iluminado con su luz
  • Alejandra Espinohar citerati fjol
    Vi que el hielo trepaba más y más, cubriendo sus rodillas y muslos; vi su boca abierta, un agujero negro en un rostro blanco, y escuché su grito, suave y agónico. No me dio ninguna pena. Más bien al contrario, sentí un placer indescriptible al verla sufrir. Rechacé mi propia brutalidad, pero ahí estaba. Tenía mis razones, aunque no eran atenuantes
  • Alejandra Espinohar citerati fjol
    Pero las pesadillas no se limitaban únicamente al sueño, y uno de los más deplorables efectos secundarios era el modo en el que acabé disfrutando de ellos
  • Alejandra Espinohar citerati fjol
    la visión, por breve que fuera, no dejaba de sorprenderme, aunque desapareciese antes de poder estar seguro de lo que había visto
  • Alejandra Espinohar citerati fjol
    Su pelo era brillante, como fibras de vidrio. No estaba mirando en mi dirección. Quieta, mantenía los ojos fijos en las paredes que se movían lentamente hacia ella, un círculo de hielo sólido cristalino y brillante en el que ella era el centro.
  • Alejandra Espinohar citerati fjol
    Había oscurecido bastante y al rato estaba más irremediablemente perdido que nunca. Sabía que tendría que haberle hecho caso a ese tipo, pero al mismo tiempo deseaba no haber hablado con él. Por alguna razón que ignoraba, sus palabras me habían intranquilizado; parecían un mal presagio para la expedición y empecé a arrepentirme de haberla emprendido
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 3 år sedan
    Cuando los ojos se te acostumbran a la oscuridad más profunda, cuando te sientes como en casa en las tinieblas congeladas, tal vez la única verdad incontestable sea la eternidad de esa guerra interior y mortal
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 3 år sedan
    hielo es una novela inacabada. No porque la autora no la terminara, sino porque no puede tener fin; dibujaría círculos continuos en una espiral irregular e interminable. Y, a diferencia del infierno dantesco, este no tiene fondo, y es en esta infinitud de la huida, del dolor, del miedo, de la soledad y del frío mortal que reside el peor castigo de este tenebroso averno
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 3 år sedan
    el protagonista sin nombre nunca llegará a poseer del todo a la joven pálida de cabello blanco y jamás la dejará de perseguir; están destinados a seguirse el uno al otro, a odiarse, a castigarse recíproca y eternamente siguiendo la ley del contrapaso
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