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Seda, Alessandro Baricco
es
Böcker
Alessandro Baricco

Seda

  • German Romohar citeratför 4 år sedan
    bajaba hasta el lago, y pasaba horas mirándolo, puesto que, dibujado en el agua, le parecía ver el inexplicable espectáculo, leve, que había sido su vida.
  • Armando El Guatequehar citeratför 6 år sedan
    Y al cabo de un momento:
    –Es un dolor extraño.
    En voz baja.
    –Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca
  • Lilián Carrascohar citeratför 5 år sedan
    –Tal vez sea que la vida a veces da tales vueltas que no queda ya absolutamente nada que decir.
  • Hermes Bribiescahar citeratför 6 år sedan
    Era, por lo demás, uno de esos hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla.
  • Revnahar citeratför 2 månader sedan
    —Volverán. Es siempre difícil resistir la tentación de volver, ¿no es cierto?

    Evidentemente, se refiere a Hervé.

  • Revnahar citeratför 2 månader sedan
    Cuando ella abrió los ojos, él oyó su propia voz que decía suavemente:

    —Te amaré siempre.

    Sabe él que está cayendo en la tentación de estar junto a otra mujer y sucumbir a esa lujuria, y curiosidad, que le dice a su mujer que siempre la amará cómo una manera de afirmarlo para sí mismo.

  • Revnahar citeratför 2 månader sedan
    —Dejadlo estar.

    Hervé Joncour dudó un instante.

    —No hablo del dinero. Hablo de esa mujer. Dejadlo estar. No morirá y vos lo sabéis.

    Hervé sólo busca una excusa para volver a verla, tsk tsk,

  • Revnahar citeratför 2 månader sedan
    Como cumpliendo un extraño precepto, a dondequiera que fuese, aquel hombre andaba en una soledad sin condiciones, y absoluta.
  • Revnahar citeratför 2 månader sedan
    Era, por lo demás, uno de esos hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla.
  • Daniela Castillohar citeratför 5 månader sedan
    –Mi hijo Hervé, que dentro de dos días volverá a París, donde le espera una brillante carrera en nuestro ejército, si Dios y Santa Inés lo quieren.
    –Exacto. Sólo que Dios está ocupado en otra parte y Santa Inés detesta a los militares.
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