la conciencia no tiene fondo. Se arroja en ese pozo el trabajo de toda la vida, se arroja la fortuna, se arroja la riqueza, el éxito, la libertad o la patria, se arroja el bienestar, el descanso, la alegría. ¡Es poco aún, es poco aún! ¡Vaciad el vaso! ¡Verted la urna! Es preciso acabar arrojando el corazón.