La hija de la costurera

Cuando descubrí las sangres diversas que me corren por las venas por fin entendí por qué siempre he estado en guerra conmigo misma, dentro de mí misma.

No siempre basta con la fuerza de voluntad, mademoiselle Coco. Una necesita un empujoncito de la providencia. Un amante rico, por ejemplo.

Pocos refugiados tienen la oportunidad o el valor de integrarse e identificarse de verdad con el país receptor.

Al diablo nuestra parte del mundo. Hipócrita, criminal, cobarde, injusta.

“¡Esposas de Jesús mon œil!43

¿No debería haber alguna clase de impedimento físico para que una mujer se embarace sin haber tenido un solo orgasmo?

Los dioses, si es que existen, son hombres sexistas.

El matrimonio tuvo lugar en la iglesia Ortodoxa Griega de Mar Nkoula39 en Achrafieh.

y la capital estaba más explosiva que nunca.

—El frío y la pobreza son la causa de todos los males —oyó decir a su abuela una vez.

Amasaba el pan con las mismas manos con que se tocaba