Insatiable

—Vine a luchar por ti, Meg. Nunca debí dejarte ir en primer lugar.

—Me dijo, Carol, no dejes que ese chico sufra toda su vida. No dejes que se castigue por cosas que estaban en manos de Dios. Dile que merece ser feliz.

Dios, el tiempo pasa lentamente cuando te sientes miserable.

Volé a casa y volví a mi solitario apartamento, me acosté sin cenar y sin deshacer la maleta.

Se sentía como la misma historia de siempre. Me amaba, pero no lo suficiente.

Sólo había dicho que admitía que me quería pero que no quería el mismo futuro que yo.

Que se joda mi propio corazón también. Y que se joda el amor.

No lo entiendes. No puedo ser lo que tú quieres. No puedo darte todo lo que mereces. No puedo hacerte feliz.

Deberías haber estado aquí conmigo, pensé. Deberías estar vistiendo un traje y sentándote en esa silla vacía a mi lado y negándote a bailar cada vez que te lo pido. Deberías estar aquí haciéndome reír y burlándote de mis lágrimas en la ceremonia y con un aspecto tan bueno que no puedo quitarte las manos de encima. Deberíamos estar juntos.

Todo lo que digo es que aunque no sea lo que quieres oír, tienes que agradecer que al menos Noah te diga la verdad.

Malditas mujeres y su sentido arácnido. Estaba tan harto de ser sondeado por sus mentes sabelotodo.