es
Böcker
Jane Austen

Mansfield Park

  • Bley Coronadohar citeratför 4 år sedan
    Demostrarán que, si ha de ser usted merecida por alguien, lo será por mí; usted me supera infinitamente en méritos; eso lo sé. Posee cualidades que nunca había imaginado que existieran en tal grado en ser humano ninguno. Tiene rasgos de ángel, más allá de lo que... no sólo más allá de lo que vemos, porque jamás vemos nada parecido, sino ms allá de lo que uno imagina que puede existir. De todos modos, no me asusta. No es igualándola en méritos como se la puede ganar. Eso es imposible. Sólo el que vea sus méritos y los adore con más devoción, el que la ame más acendradamente, tendrá más derecho a esa recompensa. Ahí baso mi confianza. Por ese derecho la merezco y quiero merecerla; y una vez que se haya convencido de que mi afecto es tal como lo declaro, la conozco demasiado bien para no abrigar las más cálidas esperanzas.
  • Bley Coronadohar citeratför 4 år sedan
    –¡Aquí hay armonía! –dijo–. ¡Hay serenidad! ¡Hay eso que deja atrás a la pintura y a la música, y sólo la poesía es capaz de reflejar! ¡Aquí hay lo que puede apaciguar las tribulaciones, y elevar el corazón al arrobamiento! Cuando contemplo una noche como ésta, siento como si no hubiera maldad ni sufrimiento en el mundo; y desde luego, habría mucho menos de lo uno y lo otro si se prestase más atención a la sublimidad de la naturaleza, y la gente saliese más de sí misma contemplando un paisaje así.
  • Bley Coronadohar citeratför 4 år sedan
    Al recostarse en el sofá, al que se había retirado para que no la vieran, el dolor de su alma se había hecho más grande que el de su cabeza; y el súbito cambio que la amabilidad de Edmund había producido a continuación hizo que no supiera cómo sostenerse.
  • susyyneitorhar citeratför 4 år sedan
    Los relojes van siempre demasiado deprisa o demasiado despacio. No quiero que me mande ningún reloj.
  • Misael Zunigahar citeratför 3 år sedan
    a la cama con el corazón tan rebosante como la primera noche de su llegada al parque. Probablemente su estado de ánimo había influido en su indisposición; porque se había sentido abandonada, y había estado luchando durante unos días contra el descontento y la envidia. Al recostarse en el sofá, al que se había retirado para que no la vieran, el dolor de su alma se había hecho más grande que el de su cabeza; y el súbito cambio que la amabilidad de Edmund había producido a continuación hizo que no supiera cómo sostenerse.
  • susyyneitorhar citeratför 4 år sedan
    n atardecer lluvioso de domingo, momento en que, si tenemos un amigo cerca, le abrimos el corazón y nos confiamos enteramente–
  • Bley Coronadohar citeratför 4 år sedan
    Me abstengo adrede de aportar detalles sobre este punto, para que todo el mundo pueda libremente poner los suyos, consciente de que la cura de las pasiones irresistibles y la transferencia de afectos perennes varían mucho con el tiempo en cada persona. Yo sólo ruego a todos que crean que en el momento exacto en que fue completamente natural que ocurriera así, y no una semana antes, Edmund perdió todo interés por la señorita Crawford, y le entraron tantos deseos de casarse con Fanny como la propia Fanny podía desear.
  • Bley Coronadohar citeratför 4 år sedan
    Que otras plumas se extiendan en la culpa y la desdicha. Yo dejo al punto esos temas odiosos, impaciente por devolver alguna paz a los que no tuvieron demasiada responsabilidad, y terminar con lo demás.
  • Bley Coronadohar citeratför 4 år sedan
    Vivir en el ruido incesante era, para un cuerpo y un temperamento delicados y nerviosos como los de Fanny, un mal que ninguna elegancia o armonía sobreañadida habría podido compensar enteramente. Ése era su sufrimiento más grande. En Mansfield no se oían disputas, ni voces, ni explosiones repentinas de malhumor, ni sonaban jamás pasos precipitados o violentos; todo discurría con un orden alegre y regular; todo el mundo tenía su debida importancia; a todo el mundo se le consultaba su sentir. Si alguna vez se presumía que faltaba el afecto, el buen sentido y la buena crianza venían a suplirlo; y en cuanto a los pequeños enfados que a veces introducía tía Norris, eran breves, eran insignificantes, eran como una gota de agua en el océano, comparados con el tumulto incesante de su morada actual.
  • Bley Coronadohar citeratför 4 år sedan
    ¡constancia! No me da miedo ese término. Lo deletreo, lo leo y lo escribo como cualquiera.
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