El escultor de la muerte

La víctima ya estaba en la etapa terminal del cáncer pulmonar.

Los llevamos al tribunal. U

muy pobres de la clase trabajadora de Compton, un vecindario poco privilegiado de Los Ángeles Sur.

clásico mono blanco Tyvek con capucha.

revisando mentalmente cada información relacionada con el caso.

Esa noche hice todo lo que pude para no someterme a ellos, al menos no mentalmente.

Estados mentales distintos te hacen ver cosas distintas.

Sabía que en cuanto una tela quedaba impregnada de ese olor, no había lavado o limpieza en seco que pudiera quitarlo. Era algo psicológico. El cerebro asociaría la ropa con el olor, incluso después de que el olor se hubiera ido.

La sangre se había coagulado y secado en el suelo y en las paredes, y mientras las células rojas de la sangre iban muriendo y se empezaban a descomponer, el olor extraño y metálico se había ido, dando lugar a otro mucho más fuerte: algo así como carne podrida mezclada con leche agria.

El asesino paralizó a la víctima rompiéndole la columna cervical con un cuchillo que le atravesó la nuca?