Esta fe es la mía

Los hebreos no han tenido por ídolo el metal o la madera, sino una raza, una nación, que es algo igualmente terrenal. Su religión es en su esencia inseparable

Todo ello daría a entender que Israel aprendió la verdad más esencial referente a Dios (a saber, que Dios es bueno antes de ser poderoso) de tradiciones extranjeras: caldea, persa o griega, y gracias al exilio

la verdad esencial que concierne a Dios es que Dios es bueno. Creer que puede ordenar a los seres humanos actos atroces de injusticia y de crueldad es el peor error que podemos cometer en lo que a él respecta

La verdadera idolatría, que no es doctrinal, sino ética, es la avaricia, que adopta como fanatismo una forma cruel y violenta (

De los mismos textos Simone Weil hace una lectura opuesta: «Si un número de hebreos de sus mejores tiempos resucitaran y recibiesen armas, nos exterminarían a todos, hombres, mujeres y niños, por el crimen de idolatría

la responsabilidad hacia el otro es la medida de la libertad; a Dios corresponde la manera en que acompaña a los otros pueblos y religiones