Vivir

Los libros fueron el remedio ideal: libros de vívida importancia humana, que han obligado a sus mentes a interesarse por los asuntos, los placeres, la ocupación, la importancia y la inmediatez en esa vida en medio de la cual se encuentran. Libros de temperamento amable o heroico, para excitar o consolar. Libros de gran tamaño que quitan hierro a la complejidad de este juego de consecuencias que es la vida, y en el que todos tomamos parte, hasta el que intenta mantenerse al margen. Pero el sermón habitual siempre evita el punto culminante: prefiere entretenerse divagando en esa eternidad de la que conocemos tan poco y de la que tan poco necesitamos conocer.