¿El yo será entonces lo que hemos vivido, lo que hemos sentido y pensado, lo que hemos hecho? ¿Es aquello hacia lo que nos dirigimos, o aquello hacia lo que no hemos ido pero que hemos imaginado intensamente? Si somos escritores o artistas, ¿es lo que hemos escrito o hecho? ¿O nada de eso? Durante un tiempo pensé esto: que el yo es todo lo que fluye a través de nosotros —pensamientos, impresiones, emociones, estados del ser—, que somos médiums de la vida, de la experiencia, mientras estamos aquí. Pero nada de eso queda, nada de eso es el yo de ninguna manera permanente o total.