La bomba es una puerta abierta que nadie puede cerrar. Robert la dejó así, de par en par, al irse y se metió el desierto hasta la sala. El átomo se romperá como se rompen las varas secas debajo de las pezuñas de los caballos.
Juan Roldán Lozanohar citeratför 10 månader sedan
Mi abuela me enseñó cómo olvidar a Dios: se acostó bajo tierra y no se levantó nunca. De marzo a negro, del dicho al hecho. El olvido empieza y no termina. En este lugar todo es idéntico a sí mismo o casi.
salvador emmanuel cabrera rodriguezhar citeratför 14 dagar sedan
Soy una en la jauría de ángeles que imaginaron un cambio y terminaron aquí, cultivando nubes en el desierto.
Montserrat Macías Torreshar citeratförra månaden
hasta los días felices cuando no duele sonreírle a los otros o tomar a los niños de la mano, tienen su marialuisa de agobio, su tuétano de desamparo, son apenas vivibles y no alcanzan, como el domingo que de niños nos daban, para nada
Montserrat Macías Torreshar citeratförra månaden
Mi abuela me enseñó cómo olvidar a Dios: se acostó bajo tierra y no se levantó nunca
Montserrat Macías Torreshar citeratförra månaden
La llamaba de cariño mi radical libre. Ella citaba a Kropotkin de memoria, en su boca germinaba la raíz griega del anarquismo
Itzel Casaña Floreshar citeratförra månaden
Me buscó tanto que su cuerpo perdió filo. En su boca
mi nombre se apagó como una vela sin aire. No sé si me arrepiento. Es verdad, a veces
Bety Ibarrahar citeratförra månaden
Me lo dijo el ángel: hay que aprender a temerle a todo lo brillante.
Bety Ibarrahar citeratförra månaden
Cuando es cuestión de vida o muerte quién en su sano juicio se detiene a preguntar si es correcto. La ética: pretexto de indecisos, gente que acampa en umbrales y caminos divergentes. Qué cansado. Las ecuaciones son correctas o incorrectas. La vida, nunca. A veces estar vivo es suficiente y sobra.
Bety Ibarrahar citeratförra månaden
La verdad es que el día que explotó Trinity en Los Álamos yo lloré de emoción. No lloro. Nunca. No recuerdo cómo echar a andar ese mecanismo de relojería, los diminutos engranes de las lágrimas rebasan mi entendimiento.