¡Qué gran cosa es ser amado! ¡Y qué cosa más grande aún es amar! El corazón se hace heroico a fuerza de pasión. Sólo se compone de lo más puro, sólo se apoya en lo más grande y elevado. Un pensamiento indigno no puede germinar en él, como una ortiga no puede germinar en un ventisquero. El alma elevada y serena, inaccesible a las pasiones y a las locuras, las mentiras, los odios, las vanidades, las miserias, habita en el azul del cielo y no siente ya sino las conmociones profundas y subterráneas del destino, como las cimas de las montañas sienten los temblores de tierra.