Un Guijarro En El Cielo

Era un hombre de emociones intensas y poderosas, pero luchaba con ellas y las vencía

lo que nos dará la victoria es la confianza en nosotros mismos, no el nerviosismo

No existe ningún hombre tan terriblemente perdido como el que se extravía en los inmensos y complejos laberintos de su propia mente, ese lugar al que nadie puede llegar y donde nadie puede salvarle

l igual que todas las creencias populares y por muy supersticiosas, deformadas y pervertidas que hayan llegado a estar; en el fondo éstas también contienen una brizna de verdad.

la idea de un poder tan inmenso que era capaz de crear la divinidad por sí solo, y que a pesar de eso se hallaba concentrado en un ser que era sencillamente humano.

¡Sencillamente humano! ¡Cómo él!

Y él podía...

Resultaba evidente que el fanatismo nunca obraba en un solo sentido. ¡El odio engendraba más odio!

Tiene la siguiente, Pola: el volumen de la Galaxia es de varios millones de años luz cúbicos. Contiene doscientos millones de planetas habitados, y la población aproximada es de quinientos mil billones de personas. ¿Cierto?

El cielo de la Tierra era de un tipo intermedio. No poseía el encanto subyugador de los cielos de los mundos centrales, donde las estrellas rivalizaban las unas con las otras en una competencia cegadora que casi hacía desaparecer el negro de la noche convirtiéndolo en un fulgurante estallido de luz.

pero había desahogado una buena parte de su curiosidad en lecturas desordenadas. Una voracidad indiscriminada le había hecho asimilar conocimientos superficiales sobre prácticamente todas las materias, y había conseguido mantenerlo todo ordenado gracias a que poseía una excelente memoria.