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Daphne du Maurier

La posada Jamaica

  • Alejandra Arévalohar citeratför 3 år sedan
    Si querer a un hombre significaba tanto sufrimiento, tanta angustia, tanto malestar, renunciaba al amor. Era un sentimiento que destrozaba la sensatez y la compostura, que vencía al valor.
  • Alejandra Arévalohar citeratför 3 år sedan
    No quiero amar como una mujer ni tener sentimientos de mujer, señor Davey; esas cosas duelen mucho, hacen sufrir y destrozan tal vez para toda la vida.
  • Berenice Torreshar citeratför 3 år sedan
    No quiero amar como una mujer ni tener sentimientos de mujer, señor Davey; esas cosas duelen mucho, hacen sufrir y destrozan tal vez para toda la vida. Yo no buscaba esto, no lo quiero.
  • Alejandra Arévalohar citeratför 3 år sedan
    Pero estaba atrapada en la súbita fiebre de amor que destruye la razón y confunde la lógica, y esas palabras la molestaron y aumentaron el torbellino que tenía en la cabeza.
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    Cuando te hagas vieja en Helford y lleves mitones te acordarás de esto –le dijo–, y tendrá que durarte hasta el final de tus días. Te dirás: «Robaba caballos y las mujeres le daban igual; ¡ah! Si no fuera por mi orgullo, ahora estaría con él»
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    Si vienes conmigo, te espera una vida dura, Mary, alocada a veces, sin ataduras en ninguna parte, poco descanso y poca comodidad
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    hombres no son buena compañía cuando están de mal humor, y yo soy el peor de todos, bien lo sabe Dios. Lo que tendrás a cambio de tu granja es muy poca cosa, y poca esperanza de la paz que deseas
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    Pero en Nochebuena su tío tuvo que emborracharse hasta la locura y cometer el más necio y salvaje de los errores, que puso a toda la comarca en guardia. En ese momento supe que se había traicionado él solo y, cuando se viera con la soga al cuello, jugaría la última carta y diría el nombre de su amo. Por lo tanto, tenía que morir, Mary Yellan, y su tía, que era su sombra, también; y si hubiera estado usted en la posada aquella noche cuando pasé por allí… no, usted no
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    Oh, sí, me entiende muy bien. Ahora ya sabe que maté al patrón de la posada Jamaica, y también a su mujer; tampoco el buhonero habría sobrevivido si hubiera sabido de su existencia. Ha completado usted lo sucedido mentalmente ahora mismo, mientras yo hablaba. Sabe que era yo el que dirigía hasta el último movimiento de su tío y que él solo era el jefe en apariencia. Muchas veces me he sentado aquí con él, en el sillón que ocupa usted, con el mapa de Cornualles desplegado en la mesa ante nosotros. Joss Merlyn, el terror de la comarca, retorcía el sombrero entre las manos y se tocaba el flequillo cuando le dirigía la palabra
  • Dianela Villicaña Denahar citeratför 2 år sedan
    No obstante, hablaremos de estas cosas más adelante, cuando estemos lejos del fragor de la persecución. Nos espera la eternidad. Al menos contamos con una ventaja: no tenemos ataduras ni equipaje, podemos viajar ligeros, como se viajaba antaño
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