Boulevard

—¿Sabes? Deja que se reían de lo patético que creen que eres, al final de cuentas todos terminamos igual. —Me encogí de hombros y con la voz firme finalicé—: en un boulevard de los sueños rotos.

«Es como si cada uno fuera un cielo. Uno es tormenta y el otro un día soleado».

Por siempre tuyo,

Luke Howland».

Deja que se rían de lo patética que creen que eres, al final de cuentas todos terminamos igual… —Dio una calada a su cigarro y dejó escapar el humo—, en un boulevard de los sueños rotos.

Si hubiese sabido que aquel te amo sería el último de tus labios, habría grabado cada parte de tu rostro al decirlo.

Él se había alejado de mí, llevándose consigo mis gritos, arrasó como el peor de lo huracanes llevándose mis sueños, dejándome con una amarga melancolía, fue el más grande incendio en mi vida y tan solo me dejó cenizas.

Quiero ir de la mano contigo en frente de todos, caminar al altar y esperar a que entres con un hermoso vestido blanco; tener hijos y cuando estemos lo demasiado ancianos reprocharte que tú fuiste el amor de mi vida.

Se había vuelto un vicio. Ella se volvió indispensable para mí. Como uno de esos pequeños placeres de la vida. Aquellos que guardas y apreciabas demasiado.

«Cuando un sueño muere, alimenta al boulevard. Hasta que uno de tus sueños se rompa, lo entenderás».

Fuimos perfectamente imperfectos, pero a la vez fuimos ambos negativos.