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Böcker
Evelyn Skye

El Juego de la Corona

  • Delia Ortigozahar citeratför 3 år sedan
    El contacto de Vika, incluso a través de los guantes, resonó en esa parte etérea de su interior que sólo puede describirse como el alma. Creyó que su cuerpo real, dormido en el banco, recibía el calor de la mano de ella al cogerle la suya.
  • Delia Ortigozahar citeratför 3 år sedan
    Durante la mazurca, llegó a pensar que tenían algo. El contacto entre ellos perturbó y congeló el salón. La respiración de ambos se había sincronizado y acelerado. Después de todo, compartieron todos los bailes cuando ella consintió que le hechizara los pies, y él se había sentido como si se hubieran pasado la noche entera arropados, con la cálida seda de su magia contra el frío, de alguna manera tranquilizador, y el vestido de ella, su magia y sus cuerpos moviéndose en sincronía.
  • Delia Ortigozahar citeratför 3 år sedan
    Porque era demasiado cruel que la vida lo llevara ahora hasta ella sólo para recordarle que uno de los dos pronto sería eliminado.
  • Delia Ortigozahar citeratför 3 år sedan
    Y con cada contradanza, gavota o cotillón, el fuego de la magia de Nikolái brillaba más. Como el propio poder de Vika, el de Nikolái empujaba los límites que lo contenían, anhelando arder como la luz de las estrellas y purificar todo y a todos con su resplandor. Ella quería estar de nuevo con él y mantenerlo asido a ella; así podrían rodar juntos a través del cosmos como galaxias que no podían y no querían ser aprisionadas.
  • Delia Ortigozahar citeratför 3 år sedan
    ¿Confías en mí?

    La pregunta sonó diferente a la de antes de la mazurca. Ya no parecía el enemigo. Era él quien tiraba con fuerza. Ese hilo tenue. Era su otra mitad al final de la cuerda.
  • Delia Ortigozahar citeratför 3 år sedan
    esta vez fue distinta de la anterior. No había picardía. Sólo rubor en forma de sonrisa.

    —Lo siento. Pero de verdad quiero bailar contigo.

    Una parte de Vika —la irracional— se derritió.
  • Delia Ortigozahar citeratför 3 år sedan
    Le falló la respiración. Hasta el mero recuerdo de su magia era impetuoso. Y tocar a Nikolái, aunque fuera a través de los guantes y la manga, fue como ser arrollada por una estampida de caballos salvajes. No, de unicornios salvajes. De hermosos unicornios salvajes.

    Vika dio un traspié.

    Nikolái la sujetó. También tenía la respiración entrecortada.

    ¿Había sentido la conexión?

    Cerraron los ojos. No se movieron.
  • Delia Ortigozahar citeratför 3 år sedan
    No pretendía ser cruel, aunque la peor forma de crueldad puede adoptar la apariencia de amabilidad.
  • Aidee Venturahar citeratför 3 år sedan
    En ocasiones, la honestidad era la peor consejera.
  • Delia Ortigozahar citeratför 3 år sedan
    —No soy de las aficionadas a que las vista un hombre como si fuesen muñecas. Opino que lo mejor es que los disfraces que llevemos sean nuestros.
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