Patricia Esteban Erlés

  • Josué Osbournehar citeratför 3 månader sedan
    Fantasmagoría

    El fantasma tiene la misma forma de morderse los labios que tenías tú, y esa manía de pintárselos en el coche, como si el viaje fuera el mejor espejo. Usa el mismo rouge que tanto te gustaba, ese de guindas maduras que recuerda vagamente a un coágulo. El fantasma es amigo de los sujetadores con relleno y las medias de cristal. No da pena, no parece perdido, parlotea a mi lado sin darme tregua, cada mañana me cuenta como hacías tú las noches de sábado en baños de bar, en asientos traseros de coches aparcados en avenidas céntricas. El fantasma no tiene dos dedos de frente, igual que te pasaba a ti. No sabe, el pobre, que es un fantasma. No tiene ni idea de que ya no eres tú.
  • Daniela Castillohar citeratför 2 år sedan
    Yo pregunté por los gatos, sus tres gatos negros. ¿Qué gatos? La loca vivió siempre sola, ni sombra tenía, me interrumpió mi madre. Al parecer, ella no los vio nunca pasear por el pueblo, como si fueran sus dueños. Tampoco los ve ahora, tumbados sobre el edredón de mi cama, tentándome para que salga de noche a caminar descalza.
  • Daniela Castillohar citeratför 2 år sedan
    La niña sin madre solía rezar por las noches, enterrada entre las sábanas frías, castigada a dormir bajo el crucifijo que habían arrancado de su ataúd, justo antes de sellar el nicho. Mamita, yo te quiero mucho, pero por favor, no te me aparezcas.
  • Daniela Castillohar citeratför 2 år sedan
    El fantasma tiene la misma forma de morderse los labios que tenías tú, y esa manía de pintárselos en el coche, como si el viaje fuera el mejor espejo. Usa el mismo rouge que tanto te gustaba, ese de guindas maduras que recuerda vagamente a un coágulo. El fantasma es amigo de los sujetadores con relleno y las medias de cristal. No da pena, no parece perdido, parlotea a mi lado sin darme tregua, cada mañana me cuenta como hacías tú las noches de sábado en baños de bar, en asientos traseros de coches aparcados en avenidas céntricas. El fantasma no tiene dos dedos de frente, igual que te pasaba a ti. No sabe, el pobre, que es un fantasma. No tiene ni idea de que ya no eres tú.
  • Daniela Castillohar citeratför 2 år sedan
    Allí estaba, como un enterrador de la felicidad ajena, recordando a cada paso la desgracia, la ausencia, el egoísmo del que sigue desayunando y comete el pecado imperdonable de volver a reír.
  • Daniela Castillohar citeratför 2 år sedan
    Poco después llegó la muerte. Todos la vimos trepar por tu pelo, pero bajamos los ojos y seguimos comiendo. Rezando en voz baja para que se conformara contigo.
  • Daniela Castillohar citeratför 2 år sedan
    No lo sabías, pero ahora intuyes con horror que el frío puede dejarte ciega, que quema los huesos y agujerea los pulmones
  • Daniela Castillohar citeratför 2 år sedan
    El pequeño fantasma ni siquiera tiene nombre. Los recién casados que han comprado su casa lo llaman Niño, ahora que saben que es inofensivo. A veces la pareja discute, él sale dando un portazo y la esposa le grita que vuelva. Nunca lo hace. Niño se mete debajo del sofá o se queda quieto como una lámpara, intentando pasar inadvertido. Si ella lo encuentra lo encerrará en el cuarto del fondo, el más frío de la casa, y Niño odia esa habitación. Le tiene miedo al esqueleto de chimenea que nunca vio funcionar.

    Por ahí entran los muertos en las casas, igual que los ladrones, solía decirle su madre, al acostarle. Cierra los ojos, antes de que vengan.
  • Daniela Castillohar citeratför 2 år sedan
    Lo peor de ser un fantasma no es lo mal que te queda la ropa de los vivos, ni este silencio de televisor estropeado que respiras, ni siquiera que tu amor atraviese tu cuerpo como si ya no pudiera verte parado en mitad del pasillo. Lo peor de ser un fantasma es que aquí también estás solo, fantasma para los otros fantasmas que llegaron primero.
  • Daniela Castillohar citeratför 2 år sedan
    Las tres hijas del rey murieron de peste negra. El cadáver de la princesa más pequeña fue enterrado en la cripta del palacio junto a su muñeca preferida, a la que llamaba Iseo. Bajo tierra, las dos niñas pasan los siglos hablando en voz baja de duques ingleses muy rubios y de fiestas a las que acudirán, vestidas con el mismo traje. La muñeca se queda dormida a veces. La hija pequeña del rey se pregunta entonces por qué esta noche se le está haciendo tan larga.
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