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Sergio Schmucler

  • Juan José Martín Andréshar citeratför 2 år sedan
    Al fondo, por encima de las copas de los fresnos de la calle, podía ver el castillo en la colina de Chapultepec. Para el sur el Ajusco y hacia atrás los volcanes.
  • Juan José Martín Andréshar citeratför 2 år sedan
    El cura le dijo que se los podía rentar, pero que de todos modos se cuidara porque últimamente los únicos españoles que llegaban a México eran rojos, y ser rojo podía ser tan peligroso como ser judío.
  • Juan José Martín Andréshar citeratför 2 år sedan
    También le pareció insoportable mezclarlos unos con otros, como si fueran desechos inútiles, como si fuera igual el pelo castaño claro de Santiago Ordorica, que había escapado de ser fusilado en las afueras de Girona y que había cruzado la frontera con Francia caminando, y había estado seis meses en un campo de concentración para finalmente subirse a un barco que lo cambió de continente
  • Juan José Martín Andréshar citeratför 2 år sedan
    allí en la peluquería Guernica, en una casa de la calle Ámsterdam, donde Galo, sin que ellos lo supieran, guardaba sus cabellos y sus recortes de bigote para que no se perdieran, para vencer a la muerte de cuerpos quemados o tirados en la basura de la que se habían escapado
  • Juan José Martín Andréshar citeratför 2 år sedan
    ¡si nos queremos quedar es porque mientras allá volveríamos a ser como cualquier hijo de vecino, aquí somos reyes por el sólo hecho de tener la piel blanca y ojos verdes o azules!
  • Juan José Martín Andréshar citeratför 2 år sedan
    Entre indios somos poderosos, entre europeos miserables en tierras de miseria.
  • Juan José Martín Andréshar citeratför 2 år sedan
    Fue entonces que Galo se preguntó por qué tantos extranjeros venían a vivir en México
  • Juan José Martín Andréshar citeratför 2 år sedan
    La gente vive creyéndole a relojes que no saben nada del tiempo verdadero y es por eso que todo les sale mal
  • Juan José Martín Andréshar citeratför 2 år sedan
    golpeaban con sus masas y cómo los hierros, trozos de cemento y tuberías oxidadas que se desprendían terminaban enmarañados en el suelo. Entraban camiones vacíos y salían un momento después cargados con enormes cantidades de deshechos. Galo se dio cuenta de que en cada carga que se llevaban había un poco de los recuerdos que la casa había guardado poco a poco, sin que nadie se diera cuenta. Y esos recuerdos se iban a perder porque nadie se había tomado el trabajo de envolverlos en papel y ponerles una marca con un lápiz de color como había hecho él con el cabello y los recortes de los bigotes de los hombres de la peluquería Guernica, y si eso pasaba en la casa que estaba junto a la suya era muy probable que a lo largo de la calle Ámsterdam podía haber en ese momento muchas otras demoliciones haciendo que se perdieran para siempre sus recuerdos.
    ¿Qué sentido puede tener tirar una casa y después construir otra en el mismo lugar sino es para borrar la memoria de los que vivieron en ella?
  • Juan José Martín Andréshar citeratför 2 år sedan
    Y entonces Galo pensó que lo que el cura llamaba progreso, que no se podía detener nada más porque su madre tuviera migrañas, era en realidad una máquina, tan importante y poderosa como la que él cuidaba, pero que servía para borrar la memoria, para hacer que los hombres se olvidaran de lo que habían sido o lo que les había pasado y siempre tener que empezar otra vez; y empezar otra vez quería decir volver a hacer las mismas cosas
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