Sonia Díaz Jacuindehar citeratför 10 månader sedan
ojo propio al ojo ajeno, ojo por ojo, así se va gestando este relato escópico de una semiciega, en que el mirar y el ser mirado, en que el mostrarse y ser descubierto, vertebran los espacios y tiempos pasados y por venir.
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Del ojo propio al ojo ajeno, ojo por ojo, así se va gestando este relato escópico de una semiciega, en que el mirar y el ser mirado, en que el mostrarse y ser descubierto, vertebran los espacios y tiempos pasados y por venir. Muchos
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últimamente cada vez soy menos ella para volver a Lucina
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lee mi pose. Léela de otra forma. No es una pose autobiográfica. Es una pose autoficcional.
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me parece adecuada para pensar los relatos de yo, en los cuales, desde sus orí
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orígenes, siempre se produce algún tipo de impostación.
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pose refiere allí “a un histrionismo, a un derroche, y a un amaneramiento tradicionalmente signados por lo no masculino, o por un masculino problematizado” (47).
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modernista: se apega a modelos escriturales en que se privilegia el testimonio de un momento histórico particular, narrado casi siempre por un actor protagónico: un varón, de la élite, perteneciente a la casta política
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posaba para autojustificar actuaciones públicas, herencias familiares, vinculaciones importantes con el relato nacional, sin “amaneramientos” de estilo que pusieran en duda la veracidad del memorialista.
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El ingreso de otras poses, aquellas en que la subjetividad, la imaginación,