Leigh Bardugo

—Cuando todo el mundo sabe que eres un monstruo, no necesitas perder el tiempo haciendo monstruosidades.

una mano le agarró la muñeca de forma dolorosa, obligándola a soltar la daga.

—Todavía no, Inej.

—Mi Espectro aconsejaría misericordia, pero gracias a ti, ella no está aquí para suplicar por tu vida.

Amaba tu risa, Nina. Y tu fiero corazón de guerrera. Tal vez te hubie

Kaz se sentó más recto.

—¿Quién está vigilando a Inej?

—Me refiero a que creo que le resultaba difícil estar cerca de ti estando así. El primer día, cuando te hirieron… se volvió un poco loco.

Porque llevo dos días buscando una excusa para hablar contigo.

Incluso la idea de estar tan cerca de alguien debería haberle provocado escalofríos a Kaz. En lugar de eso, pensó: ¿Y si me acerco más?

Kaz se giró y comenzó a charlar con Jesper. Parecía que hacía eso cada vez que mencionaba volver a Ravka.

—¿Estás bien? —preguntó, y Kaz se sintió atraído hacia su voz como el agua bajando por una colina.